martes, 7 de octubre de 2008

Ginés Liébana

"Mi nombre es Ginés Liébana, de profesión activo". Así de escueto se define este artista y literato nacido en Torredonjimeno y gran desconocido para la mayoría de los tosirianos, quizás porque a la edad de cinco años se ausentó de nuestra ciudad trasladándose con su familia a Córdoba. En ésta se formará como persona y artista, y a la que intermitentemente vuelve para beber en sus raíces y seguir alimentando su espíritu creativo.

A los 19 años con varios de sus amigos, y especial con Pablo García Baena, se introduce en el mundillo artístico cordobés como decorador en un montaje escénico del "Cántico espiritual" y como ilustrador de revistas y libros, empezando su vida laboral como ilustrador del semanario "El Español" en Madrid.

En la década de los 40 junto con Ricardo Molina, Juan Bernier y Pablo García Baena funda la revista poética "Cántico", realizando labores de dibujante ilustrador. A finales de estos años y comienzo de los 50 realiza numerosas obras de dibujo y pintura mostrándolas en numerosas exposiciones colectivas e individuales en Burgos, Madrid, París, etc. En esta época conoce a la intérprete musical brasileña Ofelia de Nascimento con la que tiene un romance y introduciéndole a través de sus contactos en el ambiente artístico parisino conociendo a Jean Cocteau y al compositor Eric Satie.


En 1.954 se traslada de Paris a Río de Janeiro donde pinta cuadros de pequeño formato en las favelas y expone en Copacabana y en mismo Río de Janeiro. Con estos primeros viajes la vida de Ginés Liébana entra en una etapa expansiva donde el ir y venir continuo a distintas ciudades le hace más vital, empapándose de numerosas influencias artísticas y perfilando definitivamente su personalidad. Vive de nuevo en Madrid, luego otra vez en París, en 1.955 en Lisboa, pero siempre vive en torno a su labor artística de ilustrador de publicaciones, de dibujante de ángeles, de colaborador de espectáculos poéticos y musicales. En 1.957 rompe dramáticamente con Ofelia conociendo al año siguiente a Lata, su nuevo amor.

Con la entrada en la década de los 60, Ginés se confirma como un gran artista, afianzándose todas sus líneas creativas (dibujos, retratos al óleo, obra fantástica). Se hace gran amigo del dramaturgo Francisco Nieva con el que colabora en varios trabajos. Hasta 1.968 sigue intensamente creando y viajando (Sevilla, Córdoba, Venecia, Amiens) instalándose en dicho año durante una larga temporada en Madrid donde fija su residencia. Su casa se convierte en lugar de reunión de numerosos artistas: Antonio Gala, Joan Manuel Serrat, Francisco Nieva, Sara Montiel, Gloria Fuerte, Francisco Umbral, Lucía Bosé y Juan Parto entre otros.

Con 56 años se casa con su sobrina provocando un gran escándalo familiar y tiene su único hijo, Mateo. Cuando éste tiene siete años la madre se separa de ellos, realizando Ginés desde ese momento los papeles de padre y madre a la vez.

Los años 70 y 80 son de confirmación como artística del pincel y del lápiz con numerosísimas exposiciones y trabajos de ilustrador. Con la llegada de los años 90 añade a su ya abundante obra artística una nueva faceta: la de escritor. Comienza con la publicación de un cuento erótico (El árbol en la alcoba) en la revista Interviú, siguiendo con obras más elaboradas y extensas (de teatro y poesía) como "El navegante que se quedó en Toledo", "Penumbrales de la Romeraca", "El mueble obrero(redoble bárbaro), "Donde nunca se hace tarde", "La industria del deseo", "El excelente inolvidable", "La tienda de las ambigüedades", etc.

Su obra como dibujante y pintor se puede desglosar en tres grandes vertientes: los dibujos de ángeles, de formas inagotables y siempre expresivos y sensuales (algunos títulos: Viajero que no tiene clientela ni manta, Aletea con la duda del pájaro, Ángel que se extravía en amarillos o Debutante de la celeste Tierra); los retratos, la mayoría de amigos y personajes del mundo de la música, la literatura, la política,... donde no descuida el realismo pero contrastándolo con imágenes superpuestas surrealistas que aportan una mejor definición del retratado (Retrato de la Condesa Elianne Paternotte de la Vaile, Mateo, de Ángela Monleón, de Lucía y Paola Dominguín, de Miguel Bosé, de Antonio López, de Francisco Nieva, de Nuria Espert, de Francisco Umbral y sus variados Autorretratos); y por último, sus cuadros fantásticos, cercanos a El Bosco, donde expresa lo más íntimo, muchas veces encriptado incluso en sus títulos, donde se mezclan paisajes fantasmagóricos, personajes mitad humanos mitad animales, ruinas de lo que fueran palacios, castillos, laberintos infernales, caras y caretas, desnudos provocadores, en fin un mundo onírico particular (Vacaciones de los animadores de las cornisas de Nôtre-Dame, Llegada a Manantiálica del equipaje ignoto, La amenaza foliada caída del hemisferio, Finge no oir a las sedientas, Memoria de lo que puede suceder). Además podemos añadir un sin fin de dibujos, ilustraciones, carteles, folletos, etc. Para ver su obra artística pincha aquí.

Actualmente a sus 80 años vive en Córdoba y sigue de "profesión activo".

Como ejemplo de su obra literaria reproducimos un fragmento de "La Tienda de las Ambigüedades" (Ed.Pedro Enríquez,2001) y algunos poemas del libro "Síntesis" (Uned,2001).

LA TIENDA DE LAS AMBIGÜEDADES

Caneforias de un tablao

Acto Primero

Granada. Estamos en el interior del Albergue de las Falsas Llagas. Lugar de los interludios y de las alegrías inventadas.

Matachines, patacones, manteses y otras gentes, al borde del baile más descompuesto, ocupan las mesas y toman lo que pueden. Una bailaora de gran empaque, romeraca ella, nombrada Tirante Atarfe, les relata un recitativo de drama.

TIRANTA- Por la forrajera del monte baja la mala de Granada: / Adelaida del Triste Cristo, tan atónita que arrastra su paso. / La cosa tiene mal color ( ha molestado mucho la noticia). / Igual que una descoronada, en las familias de antaño, / ataviada de martirio como una perdularia. / Tan abrochada va, que no pudieron desnudarla. / Sin cumplidos la levantan a cuestas -tu tacto abrasa-. / Sin soltar negativas, se arranca a maldecir y relata su endecha: / "Hipostusidro, cortador de carne en tabla, ¡matacandiles! / ¡Que te crezca la quijada! ¡Que te aumente la cogolla, / y se te caiga el colgoné! / ¡Que te suban los colores vesperales, las galochas marsupiales, las desganas pomporés! / ¡Que sigas tan vergonzante, que pregonen tus vergüenzas! / ¡Que las personas flamencas no te compren más diamantes! / Hombre en venta, noble nunca, porque llevas en tu cara / el fario de la "spelunca".

Los oles y aplausos que corean la interpretación de Tirante son aprovechados para pasar sacos de contrabando, por la puerta del fondo. Tiranta acude a ayudarlos. Entra Don Román Ampliado y se acerca a la mesa, donde está sentado Brocardo Alhambra entre sus amigos Celsino y Crotalón.

ROMÁN -Aunque me vean es este alimañero, soy caballero de Campaspero. Allí tengo bufete.

CROTALON - Adulto es el Señor para hacer lo que quiera.

ROMÁN -Se preguntarán por qué estoy aquí.

CELSINO -Cuéntenos su demonio si lo desea.

ROMÁN -Vengo buscando a una arrogante Eva de Crédito, de hablar muy golpeado y muy bien despachada de todo.

A Celsino le sabe aquello a finura inadecuada, lo que le hace contestar con cierto remilgo.

CELSINO -Aquí existe una Ruzafa, a la que acuden las cortas de pescuezo, atraídas por el aroma de frenillo y ámbar, servido en cristal de vaca. (Risas)

CROTALO -Toda manceba tiene su locutorio. Toda traca se agota. Fuego de chamarasca sufre todo aquél que en el amor se atasca.

Los que componen el tabladillo, empiezan un número donde se describe una juerga flamenca.

Crótalos de canto y coro se escuchan en la trastienda./ La irritación de un mitraico provoca una reprimenda. / Las desgracias de un abúlico son llanto de pecho pavo. / Braceo y paseo de seda adornan el zambapalo, / donde bailen dos moriscas, tango de pelo rizado. / Cantan caritas de loto, cantan canas por encargo, / cantan cuitas, cantan lutos, se oye el polo de Tobalo. / Vienen los concurrentes, con la penita puesta, a plañir zarandajas. / -Ritmos golpean, con tacones y pasos, la zapatiesta-./ En el Salterio se queja la falseta y se agrietra la caja de la espineta. / Se lucen debutantes, desgarran telas en la nada lujosa de las teselas.

Vuelven los aplausos que se interrumpen bruscamente por la aparición de una joven guardia con el arma levantada.

SOLDADO - ¡Alto! ¡Todos quietos! ¿Dónde están los que bajan del monte la contrabandía?

Radiante, y con gestos preparados para una gran actuación, la Atarfe se acerca al guardia, le teca el mentón con delicadeza al tiempo que le va desviando hacia el suelo el cañón del rifle.

TIRANTA - ¡Qué carita de almuerzo tiene este joven! ¡Aparta el tubo, muchacho! ¿Qué provocante puerta de deseo! ¡Qué blancura en el viso, bordeando asustados ojos de lumbra oscura! ...¡ Cálmese joven, que no le voy hacer nada! ¡Aparta el tubo, hombre! Dirigiéndose al mostrador. ¡Niño, tráele una copita a esta imagen de culto fino. La merece.!

TABERNERO -No distraigas a la tropa, Tirante.

TIRANTA -¡Calla tú! (Se va acercando más al soldado que enrojece) Por la rendija de su uniforme se te escapa la llama que tratas de disimular.

***

POESÍAS

A la tristeza le he dado un mínimo espacio / y, aunque sucedan cosas que confunden,/ la dejo entrar en mi estacada. Retengo su agrazón / porque estaba en los instantes en que te conocí. / No sé si venía de dentro --llegó sola--, / o si era sólo rumor.

(No puedes condenar lo que, sin ser llamado,/ entra al lado de la dicha. Una vez expulsados, / en el paraíso no se construye nada. )

En mi destierro --enclave de favorable don-- / he levantado cuatro muros para protegerla. / Ahí sigo, reparando el impulso de un nuevo / sentimiento con el soplo que tiene el enigma perdido.

Súplica

Señora Memoria: / convenza usted a la melancolía de que deje / de elegirme a mí para llenarme el corazón / de relatos que me suenan a fuego y / con los que acabo discutiendo.

Señora doña Memoria: / no me prohíba entrar en su emparrado.../ Entrégueme la vara y los racimos como / la muchacha que le abre la puerta al guerrero / y le da lo que el mar le regala.

Invóqueme con el ángel del vino, / guardián de la zona que abandonó / el crepúsculo sin cobertura.

Errante

No vengo a recibir reproches. / La caja del inconveniente tiene mala cerradura / y la mentira lo aprovecha para guardar sus trajes.

Mi corazón camina entre alambradas / con más tiros que la bandera de Nápoles.

Mis gritos atraviesan las nubes. / ¡Tú tienes la culpa por mirar como miras! / Hasta insultándome resultas. / Tu cerrazón me complace. Las cosas que tienen buen rostro, cuestan poco. / No des más quebranto a tu desdén / ni pases la radiosa rueda / sobre mi arañado corazón.

Dificultad

Confabulado con lo enardecido, / el infinito la cierra el territorio a mi llegada/ y el sol lleva una rosa de fuego en la maleta. / La desazón que tan ansiosamente padece este conflicto / me empuja a la búsqueda de un corazón sediento. / Duermo vestido para cumplir con el manual de la cortesía / porque los sueños tienen un padre simulado / que en los días sin luz no se deja ver.