sábado, 18 de octubre de 2008

En la wikipedia


Ginés Liébana. Pintor y escritor español, nacido en Torredonjimeno (Jaén) en 1921, miembro del Grupo Cántico de Córdoba.

Pasó su infancia y adolescencia en Córdoba, asistiendo a la Escuela de Artes y Oficios. Posteriormente funda la revista poética Cántico, junto a Ricardo Molina Tenor, Juan Bernier Luque, Pablo García Baena, Julio Aumente y Mario López.

Desde entonces viaja intensamente por todo el mundo: París, Río de Janeiro, Suiza, Lisboa, Venecia... En los años sesenta se asentó en Madrid, donde permanece dedicado plenamente a su obra. Su pintura, elaborada, miniaturista, mágica y simbólica, refleja toda su sensibilidad andaluza, intensa, ritual y sensual. En la literatura se mueve magistralmente entre poesía y narrativa. Algunas de sus obras son: Donde nunca se hace tarde, El libro de los ángeles, El mueble obrero: (redoble bárbaro), El navegante que se quedó en Toledo, Resucita loto, Penumbrales de la romeraca, Síntesis, La tarde es paca, Travesía de la humedad, El andaluna: linaje del sur, Bestiamante.

Si en pocas palabras tuviésemos que definir a Ginés Liébana, diríamos que es un incansable joven ilusionado. Su vitalidad y su capacidad de creación desborda todas las posibles previsiones. Ha sido y es un hombre fiel a sí mismo. Su línea estética y vital, aunque ha encontrado numerosos escollos y simas que se han interpuesto a sus paso, ha seguido recta en busca de ese horizonte final que el artista nunca alcanza pero al que debe aspirar siempre.

Aparte de su calidad como pintor, su fina delicadeza como sibujante y su humor y capacidad de innovación como escritor, Ginés, con su capacidad de adaptarse a todos los ambientes, de conectar con todas las edades y de mantener un estrecho contacto con los jóvenes artistas, ha sido y es punto de referencia, ejemplo y espejo donde muchos de esos jóvenes encuentran el empuje ante esa desgana y desánimo que en ocasiones invaden la vida del artista que se siente muchas veces incomprendido.

Con esta sencilla Fiambrera de Plata el Ateneo de Córdoba rinde homenaje a Ginés Liébana, un hombre del que estamos seguros que las generaciones venideras seguirán recordando como uno de los grandes pintores que Córdoba ha dado.
Palabras en la entrega de la Fiambrera de Plata del año 1999

Entrega de las Medallas de Oro al Mérito en las Bellas Artes

Auditorio Alfredo Krauss. Las Palmas de Gran Canaria, 21 de noviembre de 2005
-Los Reyes, con los galardonados-
Los Reyes, con los galardonados
© EFE

Sus Majestades los Reyes presidieron la entrega de las Medallas de Oro al Mérito en las Bellas Artes, galardones con los que cada año el Ministerio de Cultura distingue a personas y entidades que han destacado en el campo de la creación artística y cultural, hayan prestado notorios servicios en el fomento, desarrollo o difusión del arte y la cultura, o en la conservación del patrimonio.

En esta edición los galardonados han sido la actriz María Galiana, el escritor José Luis Sampedro, la fotógrafa Cristina García Rodero, el torero Paco Camino, las diseñadoras Carolina Herrera, Amaya Arzuaga y Sara Navarro, la cantaora Bernarda de Utrera y su hermana Fernanda, la escritora Clara Janés, el actor José Luis Gómez, el bailarín José Antonio, actual director del Ballet Nacional de España, el director de orquesta Odón Alonso, los artistas plásticos Juan Genovés y Ginés Liébana, la archivera Carmen Crespo Nogueira, el arquitecto Dionisio Hernández Gil, el cantante brasileño Caetano Veloso, la actriz Victoria Abril y las revistas "Ritmo", especializada en música clásica, y la literaria "Litoral".

viernes, 17 de octubre de 2008

El vino que Ginés inmortalizó


BENHAQUE S.L.,Distribuidor de vinos y licores de alta selección en ...

DON P.X. GINÉS LIÉBANA 1910 · Mas información... DON P.X. GINÉS LIÉBANA 1976 · DON P.X. GINÉS LIÉBANA 1976 · Mas información. ...

Medalla al mérito en las Bellas Artes

Boletín Oficial del Estado. BOE 14/05/2005. Sección III.

Real Decreto 572/2005, de 13 de mayo, por el que se concede la Medalla al Mérito en las Bellas Artes, en su categoría de oro, a don Ginés Liébana Velasco. ...

jueves, 16 de octubre de 2008

El festín de Maqueronte (Brutilda la Bellacona)


Ginés Liébana

Serie Separatas, nº 9

I.S.B.N.: 978-84-88617-57-6 - 104 págs. - 2008


El contenido de esta obra del prestigioso pintor y escritor Ginés Liébana puede concretarse en una versión de la Salomé de Oscar Wilde trasladada a un pueblo de la campiña cordobesa. Esta obra mezcla irónicamente lo popular con lo exquisito. Que nadie se preste analizarla porque las inconveniencias que dicen los personajes de esta tragedia son el resultado de la confusión contemporánea. Se trata de una pieza teatral cómica donde la sátira social y la espontaneidad de los diálogos, cohabitan con el humor y la parodia con que se impregna toda la obra. Ginés Liébana nos ofrece un disparatado entresijo de situaciones y escenografías en las que predomina un vibrante y divertido juego de palabras que recrean un lenguaje y una creatividad realmente desbordantes.

miércoles, 15 de octubre de 2008

Ginés Liébana en el Aula ABENTOFAIL





Aula Abentofail. Gines Liébana

cLaSe de DiBuJo, pero seguimos hablando de la vida

Considerado como uno de los dibujantes más precisos y perfectos del s XX... autor de mumerosas obras, tanto de teatro como de poesía... Su pintura, dibujo... y su buen humor ha encantado a los asistentes.

fotos:Khortés Magán

martes, 14 de octubre de 2008

El vino con mi nombre, Ginés Liébana

Notas Cortas:GINES LIÉBANA

Con muchísimo gusto hago la presentación del conferenciante de hoy, el Excmo. Sr. D. Ginés Liébana, aunque ello resulte innecesario, no porque sea un impresentable, sino porque su polifacética obra está a la vista de todo el mundo en museos o en librerías.

Nace nuestro personaje en Torredonjimeno, provincia de Jaén. Es pues tosiriano de cuna, pero de cama cordobesa. Bueno, yo diría que de cama cordobesa, parisina, brasileira, madrileña, veneciana.... pues Ginés, que aconseja a los jóvenes artistas que viajen mucho, que vean cosas nuevas, que indaguen, ha predicado siempre con su ejemplo.

Yo tuve la suerte de conocerlo a través de sus obras, hace más de 45 años, en la finca cordobesa “La Reina”, propiedad de un marqués del que decían que era tan rico que tenía como aperaor a un conde. Era ya Ginés entonces un artista consagrado. Desde muy joven se había introducido en el mundillo artístico cordobés participando en una serie de aventuras que van desde diseñar el decorado de la representación escénica de “Cántico Espiritual”, o ilustrar libros y revistas, como “El Español”, a fundar, en los años 40, con sus amigos Ricardo Molina, Juan Bernier y Pablo García Baena, la revista poética “Cántico”. Es insólito, en aquel ambiente nada propicio, el nacimiento de esta mítica revista de poesía pura, en la que el amor, frecuentemente un amor prohibido, es el tema fundamental. Puede considerarse casi milagroso que aquellas reuniones alrededor de una botella de vino, un simposio, como dirían los griegos, en las que jóvenes amigos leían sus poemas y oían música, fructificasen en tan magnífica realidad. Como cincuenta años después diría García Baena, “Cántico fue algo más que un grupo organizador de una revista poética en una retraída provincia: fue un himno a la dicha de vivir”

Es precisamente esa dicha de vivir la, para mí, característica más importante de Ginés. Él mismo se presenta diciendo: “Mi nombre es Ginés Liébana, de profesión activo”. Su vocación es universal. Pinta, dibuja, escribe poemas y obras de teatro. Es un vitalista, un entusiasta de todo. No deja de ser significativo que entusiasmo es el nombre que utilizó Platón refiriéndose al trance creativo: ese momento en que algun ser divino –un dios o una musa- se adueña del artista y le dicta al oído su obra. Como se dijo en el acto en que se le entregó la Medalla de Oro de Bellas Artes, Ginés “es un ejemplo de sensibilidad y de un modo hedonista de sentir la existencia. Además de a su obra, ésta es una Medalla al mérito de saber llevar la levedad de la vida en cantico.”

Aunque para mí lo importante es la persona, voy a dar unas pinceladas sobre su mundo creativo. Como pintor, su obra ha sido dividida por sus críticos en tres grandes apartados: los dibujos de ángeles, expresivos, diferentes, sensuales, titulados por el autor de forma divertidísima; los retratos, realistas, pero incorporando con frecuencia imágenes simbólicas y surrealistas; y sus cuadros fantásticos, que a muchos recuerdan a El Bosco, reflejando su particular mundo onírico. Además, numerosísimos dibujos, carteles, ilustraciones, folletos, ejecutados siempre con la facilidad, que seguramente apreciaremos hoy, propia de su maestría, y que son una especie de poemas plásticos.

Como poeta, es un verdadero torrente. Sus versos, en un lenguaje culto y popular a la vez, dicen muchas cosas y sugieren muchas más. En “Eñe”, una revista de poesía, se le ha incluído en un grupo, denominado “intrusos” en los que figuran los versos de artistas no literarios. No comparto este calificativo pues para Ginés la literatura y la pintura no son más que manifestaciones distintas del Arte con mayúscula, que no se divide en coordenadas plásticas o literarias, por lo que no se siente intruso en ninguna de sus manifestaciones.

Párrafo aparte merece su teatro. Por circunstancias que no hacen al caso hace unos meses pasé un par de días en su estudio sin abandonarlo más que para comer en un restaurante cercano. Las horas se me pasaron velocísimas. En el estudio, en el que entraban y salían una serie de personajes interesantísimos, Ginés nos leía la pieza de teatro en la que estaba trabajando. Los visitantes asumíamos los distintos papeles de la obra, participando activamente en su lectura. Y mientras, sin dejar de escuchar y meter baza en las múltiples conversaciones cruzadas, una gran pintora que puntualmente compartía el estudio, iba dando forma al retrato que había comenzado horas antes. Yo, acostumbrado a moverme en ambientes más prosaicos, estaba realmente deslumbrado. El teatro de Ginés, como su pintura, como su poesía, como su propia vida, es una mezcla de realismo y surrealismo, con grandes dosis del verdadero humorismo que es el que nos hace pensar y, a veces, hasta reír.

Termino, pues sé que os estoy robando demasiados minutos. Y quiero hacerlo con unos versos de “La equis mística”, su ultimo libro, que creo le vienen como anillo al dedo tanto a Ginés, nuestro invitado de hoy, como a sus ángeles.



COLIBRÍ DE ESPADAÑA

No sé nada del hombre que hay dentro del ángel
ni de lo que inspiran sus modales.
Saborear su hálito es otra cosa que respirarlo.
Su rostro amontona rasgos de perfilera inspiración.

¿Qué hay que poner en su maleta que no sea ropa?
¿Qué hacer con lo que sale de su vuelo?

Su gracia es semejante a un imprudente juego que obliga
a ondular la improcedencia de los protectores de la sabiduría.

Toda divagación del ángel se activa en el desequilibrio.
Supone coser los ojos al lagarto para que no se distraiga.

El hedonismo más carnal se aproxima al espíritu.


Sevilla, Antares, Aviva’21.- 23 marzo 2006.-

lunes, 13 de octubre de 2008

Vídeo Erika Barahona

Los ángeles de Ginés

domingo, 12 de octubre de 2008

Los libros de Ginés Liébana

LIEBANA, GINES: Todos sus libros y obras en su libreria Casa del Libro

Acercarte a Casa del Libro, tu espacio de venta de libros. Podrás comprar libros en la librería online de una de las mayores librerías de Europa.

Ginés Liébana, un pensamiento.....


Me quiebro dentro y no te cuadro, si pienso que
a partir de hoy las cosas se van para siempre.
Cambié mi preferencia.
A partir de ahora me voy a alejar de ti.
A partir de hoy te vas al olvido.
El amor se acaba a partir de hoy, y con la madera que te dejo al irme
hazte una cruz o una hoguera para quemar la decepción.
A partir de hoy te va a hacer bien el agua.
La lluvia que cesa no deje memoria.
Te metiste en mi y yo no estoy en tu piel, así que a partir de hoy
búscate el íntimo rigor de tu sustancia, y tócate el alma, ya que a
partir de hoy tu cálida sangre va a suplicarte que le des fin a la ansiedad.
Confórtate que la nada no duele.
La desesperación no necesita techo.
A partir de hoy da por cierto que se pasó la vida, que el amor se fue.
Es duro prescindir del fruto que adolece de tacto.
En el débil hilo de arena que se desliza en el reloj,
la soledad desmartelada abraza la amarga herida del recuerdo.
No voy a cenar.
No será preciso quitar las migajas del mantel.
Mi servilleta se queda para siempre doblada a partir de hoy.

Obra de Ginés Liébana

Ginés Liébana: Brujo, manierista y sabio

Por Víctor Vázquez:

(Hoy se inagura en Cuenca una Exposición de Ginés Liébana. He tenido la suerte de que este texto de abajo esté incluido en el catálogo, acompañando, con cierto temor, otros textos de excelsos compañeros de páginas, por lo menos en este libro, como González-Ruano, Paco Umbral, Raúl del Pozo, Antonio Gala, Paco Nieva, Pepe Hierro, Luís Antonio de Villena, Luís Alberto de Cuenca, Pablo García Baena...)


Ginés
, pintor soñado por Wilde, el mago cuyos retratos van cambiando levemente, como si de materia vivísima se tratase, con el correr de los años y para sorpresa del retratado. Es por ello que a muchos les falte el marco, bendecidos por la posibilidad de romper las fronteras del lienzo, salir y unirse a las tertulias, las buenas, las que son en la cocina en torno a un puchero de lentejas manieristas.

Liébana es un collage entre veneciano, flamenco y la mejor escuela española que, como un saltimbanqui, remueve a favor de un surrealismo de máscaras brillante y descarado. Como dibujante es un mani-alado, creando ejércitos de ángeles siempre en lucha contra la dictadura del arte abstracto. Pero ahí no que queda la cosa: también es poeta que recoge toda la sabiduría popular y la pasa por el filtro de lo exquisito. Leer a Ginés es caminar por páginas mientras recogemos los frutos que son para nosotros queridos, un caminar por manglares siempre cambiantes en su significado –todos reales y siempre fértiles- que se revuelven frente a la corrupción de lo existencial –la metafisicaca….- alcanzando la pureza hasta en lo más carnal. Celebrar albatros, se llama uno de sus poemas, reflejando en dos palabras la fiesta del sentir en ingrávidos y deliciosos vuelos que nos alejan del torpe caminar por falsas realidades cotidianas. Lo explica en otro poema: “Te hieren menos si te mueves. Corta la mala honda, / llena el vacío de mantra y, con un alfiler de santo, / destroza tu certificado de actitud.”

¡Y qué dramaturgo!, además de teatral y teatrero, del que la oficialidad de la tramoya debería leer su Navegante que se quedó en Toledo –de pura avena, la definió Luís Antonio de Villena-.

Sorprende Liebanaca en el día a día, trabajando con la tenacidad de los anónimos y con la sabiduría de un sátrapa de Apuleyo, mientras suenan –su casa es siempre carnaval- esos discos de Caetano Veloso con el que coincidió en Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes no hace mucho. Es la pura creación: pinta mientras la luz natural entra a chorros por la bóveda acristalada de su estudio, que es laberinto y caos ordenado, echando un ojo al que ese día haya aparecido por allí a pintar y otro a las telenovelas, de las que va apuntando en sus libretas, como buen cazador de tópicos que es. Si no hay luz, toca tertulia, siempre sin dejar de apuntar y de dibujar. El mismo día que salía en prensa la noticia de su medalla, había quedado yo con él para hacer algunas modificaciones en los poemas de La equis mística, por aquellos tiempos en vísperas de publicación. Llamó Rogelio Blanco –Director General del Libro, Archivos y Bibliotecas-, pero lo que a Ginés le interesaba en ese momento era dar con la palabra adecuada en ese poema que no le convencía. Ya tendría tiempo de mirar el periódico.

Es esta capacidad de trabajo la que le empuja a criticar la “pereza ante lo difícil” de aquellos que pretenden pintar sin saber dibujar y la “falta de sensibilidad” del arte actual. Y tiene razón, en unos tiempos que corren en los que el cuadro se ha convertido en un objeto bancario que se cuelga en la oscuridad de una caja fuerte haciendo las veces de sepulcro de un arte destructor que parece disfrutar encerrado. Así, mucho del arte contemporáneo –afortunadamente, no todo- tiene existencia de viuda a la que se le ha muerto el noble oficio de pintor y que se asfixia con el peso de la tradición, recurriendo al montaje, habiendo pasado de una época donde los cuadros hablaban con su silencio a otra donde un señor de esos a los que les gusta clasificar, y disfrutan catalogando y etiquetando, nos explica una pobre cosa de manera quintaesenciada; y todo, para justificar una simpleza de manchas repetidas hasta lo insoportable. La vanguardia deja de serlo cuando llega al gran público: la creatividad se transforma en marketing y lo artístico en arqueología: la verdadera vanguardia es incompatible con el establishment de galería, es arte “contempoerróneo”, como lo ha bautizado Ginés.

Hoy sólo se celebra a los pintores cerebrales, prematuramente envejecidos, considerando a los artistas de lo bello como artistas de perfil, donde la belleza nace de lo más espontáneo del oficio que busca transmitir la emoción. Lo importante, hoy en día, es la fecha, el dato, el nombre; a la obra en sí, sólo se le pide ser reconocible. Se vende el arte como una marca registrada, como una firma, alimentando el fetichismo del arte, el terrorismo en la cultura. Son leprosos de lujo que se venden a artificios poco artísticos y abandonando el dibujo que es la divinidad/sinceridad de la pintura, pues puede sintetizar con un trazo donde otros sólo hacen reduccionismo.

El maestro Liébana, en esta defensa de su Arte, y en contraste con esos pintores de torre de marfil que han destrozado la escalera para ser inalcanzables, es una ciudad tomada que nunca ha levantado murallas, el más suelto de los viajeros, el que cultiva la persecución como un irónico motivo existencial, consciente de que el éxito destroza; un artista al que no le importa recoger frutos más pequeños que los granos que ha sembrado.

Termino con unos versos dedicados a Pepe Hierro que bien podrían aplicarse a él mismo: “Pepe, estornino de hierro. / Pepe, picuda raspa que llena el papel de instantes / con simientes manchadas de brillantes”. Liébana, un maestro, y no se hable más.

(De tres artículos publicados en defensa, y victoria, del Arte de Ginés Liébana en los periódicos: El Distrito de Madrid –7/11-2005-, Generación XXI –21/2/2006- y el Diario Córdoba –6/6/2006-).